Nunca será demasiado insistir en este tema
Por Berna Iskandar
Yo digo, “que
levante la mano quien esté de acuerdo con el maltrato infantil”, y nadie la levanta. Obviamente. Pero luego cuando digo, “ahora, por
favor, que levante la mano quien esté de acuerdo con la nalgada a tiempo para
disciplinar”, más del sesenta por
ciento del auditorio apoya la moción.
Así suelen iniciar las charlas sobre crianza libre de violencia que
dicto en Venezuela. Sin duda, una prueba de ácido infalible para poner en relieve
la visión sobre la infancia que sostienen determinados colectivos.
El mismo
resultado de esta “prueba de
ácido” tiende a replicarse a lo largo y ancho del planeta.
El doctor
Carlos González, pediatra español, asesor de la Liga Internacional de La Leche
y autor del best seller “Bésame
Mucho”, a quien tuve el honor de entrevistar recientemente, me comentó que la aprobación de la ley que prohíbe el castigo
físico infantil, desencadenó un acalorado debate en España, a propósito del
cual, recibió invitación para un programa de radio. Allí, el reputado pediatra
y autor, escuchó quejas de padres y de profesionales quienes alegaban que el
Estado no tenía el derecho a inmiscuirse en las decisiones de las familias, sobre cómo educar o no a los hijos.
Quien conoce al doctor González, sabe que lo distingue la habilidad de desenvainar
certeramente su humor chispeante e incisivo, con el cual, no tarda en derribar
los mitos sobre crianza que se le ponen por delante. Su respuesta ante tales
argumentos en contra de la ley fue: “Claro que sí, tienen ustedes mucha razón.
Si permitimos al Estado que nos prohíba pegarle a nuestro hijo, luego nos va a
prohibir pegarle a la esposa…” El conocido pediatra hizo una pausa que invitaba
a la reflexión, y agregó: "A
ver, ¿acaso nos parece normal
pegarle a la esposa, al marido, a un empleado, a un camarero porque nos atendió mal? No. Porque la gente
civilizada no le pega a nadie. Pero pegarle a tu propio hijo, un niño indefenso
y vulnerable que depende de ti para que lo protejas ¿sí que te parece normal? ..." Ajá, pues más claro no
canta un gallo, como decimos en mi tierra.
Ciertamente
hemos logrado considerables avances tecnológicos, científicos y en materia de
derechos humanos, pero la mayoría de los adultos, aún, ni ven ni tratan a los
niños como sujetos plenos de derecho. Y no hablo sólo de padres y madres que
están de acuerdo con golpear a sus hijos, si no también de especialistas como pediatras,
psicólogos, jueces… quienes validan el castigo físico y otra ristra de tratos
que, por principio, considerarían inadmisibles hacia cualquier adulto.
En el año 2010,
según Save
The Children, las leyes de 168 países del mundo todavía permitían el uso
del castigo físico en el hogar. No es mucho lo que ha cambiado desde entonces.
Incluso en algunos países que lo prohíben legalmente como en Venezuela, poco lo sancionan y propugnan
la vertiente legal y psicológica que establece diferencia entre castigo físico
y maltrato, según sea la intensidad o la intención con que se golpee a un
pequeño o a un adolescente.
Para mí, no
existe ninguna diferencia. Pegar a un
niño no tiene justificación alguna. Si no somos capaces de encontrar un
lugar emocional desde donde sentir que pegarle a nuestro hijo o hija en
cualquier circunstancia, con cualquier intención o intensidad, es maltrato y es
violencia, entonces necesitamos buscar ayuda.
No existen
nalgadas a tiempo para disciplinar. Existen padres y adultos que necesitan ser
orientados para educar sin maltratar.
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