“Mi hijo es muy
independiente”, es una frase que los padres
de niños pequeños acostumbran a decir con orgullo, pero que deberíamos revisar
con mucho cuidado, porque puede entrañar un mito muy común sostenido sobre la
falta de compresión acerca de la naturaleza y necesidades reales del niño.
Los niños pequeños son
dependientes por definición, porque son criaturas con escasa o muy poca
autonomía, que necesitan muchos cuidados, apego, afecto y atención de sus
cuidadores o adultos significativos para sobrevivir y desarrollarse. De manera que
pretender que un niño pequeño sea autosuficiente, es un contrasentido.
Forzar a los pequeños a
pasar hacia etapas para las cuales aún no han madurado, constituye una forma de
violencia bastante común y normalizada
socialmente. Se cree, por ejemplo, que
hacemos a un niño "independiente" dejándolo llorar en la cuna para
que aprenda a dormir solo. Otro error es
creer que promovemos autosuficiencia en los niños, imponiendo la retirada del
pañal sin ni siquiera tomarnos la molestia de observar que ya esté listo para dejarlo. También se piensa equivocadamente, que no
cargar a un niño para que se acostumbre a estar solo, es una forma de hacer que
adquiera autonomía… y así, de muchas maneras, creyendo que formamos a seres
humanos independientes, terminamos por
crear a seres inseguros y carenciados.
Si revisamos lo que subyace tras
este afán de independencia por parte de los padres, probablemente nos encontremos con la discapacidad
o indisposición emocional para la entrega altruista, empática y desinteresada
que exige el cuidado y la atención de niños pequeños, cuyas necesidades nos
resultan demasiado demandantes o perturbadoras y que por tanto nos lleva a
forzar las vías para que los niños las resuelvan por sí mismos cuando aún no
están preparados. Pero con el afán de acelerar los procesos y ritmos naturales
de maduración de nuestros pequeños, conseguimos justamente todo lo contrario. Sacar a un niño pequeño de la dependencia de sus
padres equivale a arrancar una fruta del árbol cuando todavía está verde. Nunca
madurará bien. La autonomía del ser humano supone un proceso paulatino y prolongado
que se va adquiriendo a lo largo de la vida y que se consolida en la adultez.
Es decir que para que un adulto sea independiente, primero ha debido ser un
niño pequeño muy dependiente del cuidado, el amor, la atención y los mimos de sus padres o cuidadores.
Ciertamente según el niño va
creciendo y comienza a desarrollar sus capacidades (caminar, trepar, hablar,
amarrarse los zapatos, comer por sí mismo)… es respetuoso y es deseable que
cuente con el acompañamiento y apoyo de sus padres para disfrutar de la
libertad de elegir, de explorar, ensayar y errar en un entorno seguro. Aclaremos
que una cosa es animarlo y apoyarlo a hacer aquellas cosas que ya puede
emprender por sí mismo y otra muy diferente es presionarlo a que logre una
conducta o una capacidad para la que aún no se siente listo o
para la cual no ha madurado.
Por eso me hace un poco de
ruido cuando escucho a los padres decir con orgullo que sus hijos pequeños son
independientes y en cambio me tranquiliza cuando sienten satisfacción al
reconocer que sus pequeños reciben todo
lo que necesitan física y emocionalmente, para crecer sanos y seguros.
@conocemimundo
Estoy completamente de acuerdo contigo Berna. A cuenta de ese mito, estoy cansada de ver niños por su cuenta corriendo por sitios peligrosos, mientras sus padres los dejan y dice: El es independiente, tiene que aprender a defenderse. Votopor una crianza donde nuestros hijos se sientan seguros, amados y protegidos.
ResponderEliminarMaravilloso!!! Cuando intentan comparar a mi hija con otros hijos pienso "pobre ignorante". Y me siento orgullosa de acompañar a mi niña en su proceso con todo el amor de mi alma. Enhorabuena por el post��
ResponderEliminarSe vuelven independentes por necesidad los niños abandonados e institucionalitzados. Mi hija adoptada al año y medio era autosuficiente en muchos ámbitos, fruto del desamparo emocional. Por éso, ahora que tiene 5 años está en plena regresión, y se ha vuelto en muchos sentidos de pendiente, y éso me alegra porque significa que puede reparar unas necesidades no cubiertas. Siempre mejorando!
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