Debo confesar que al ver este video que llegó a mí a través de la publicación de una amiga en Facebook, me desbordó el llanto, la tristeza, la indignación, la impotencia y una demoledora sensación de pérdida de fe en la humanidad. Esta es una de las caras sórdidas, oscuras, terribles del mundo de nuestros locos bajitos que todos debemos conocer y tenemos la responsabilidad de cambiar. Si no somos parte de la solución, somos coartífices del problema.
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