"Las imágenes violentas no afectan tanto a los niños como la vida misma".
Comparto con ustedes entrevista realizada por la colega Giuliana Chiappe del diario El Universal, publicada hoy 19 de agosto del 2010.
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La violencia contra los niños venezolanos empieza por casa
Las imágenes violentas no afectan tanto a los chicos como la vida misma
GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
jueves 19 de agosto de 2010 12:00 AM
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En la noche se escuchan disparos, a veces lejos, a veces cerca. En la casa se conversa sobre el último secuestro a un amigo cercano. En la calle no se puede hablar por teléfono móvil porque se lo roban. En el semáforo, un motorizado cometiendo una infracción grita una grosería si alguien reclama.
Todo esto es violencia. Y con todos estos elementos agresivos, y hasta más crudos, crecen los niños venezolanos. En ocasiones, la violencia incluso empieza por casa.
Para Ana Lisett Rangel, del Instituto de Psicología de la Universidad Central de Venezuela y especializada en violencia infantil, vivir la agresividad continua puede ser peor para un chico en formación, que ver una foto por más cruda que sea. La imagen lo afecta, pero no más que la vida diaria.
"La exposición a un elemento violento, que el niño recibe a través de un medio de comunicación, puede afectarlo en mayor o menor medida según la sensibilidad de ese niño. Pero realizar un análisis lineal de lo que puede causar ese elemento, excluyendo los demás factores violentos que forman parte de la vida de ese niño, es sumamente simplista", expresa Ana Lisett Rangel.
Lo que plantea la psicóloga de la UCV es que si una foto violenta que publica un periódico y que retrata personas fallecidas, resulta el reflejo de lo que el niño ve en las calles cercanas a su casa, la imagen le impactará menos que la vida que está llevando. "Y ese niño no será más violento por ver esa fotografía", sentencia Rangel. Como tampoco lo será por entretenerse con un videojuego o un juguete que pueda ser considerado "violento" porque incluya pistolas o espadas.
Berna Iskandar, comunicadora social especializada en derechos de infancia y adolescencia, también considera que la violencia está tan insertada en nuestra forma de vida que incluso se encuentra en los métodos autoritarios de crianza, que incorporan agresiones físicas. aunque sean aceptadas y consideradas leves por los adultos. "Es de esta manera como los comportamientos violentos pasan a ser naturales", sentencia Iskandar.
Los contenidos violentos que puedan transmitir los medios de comunicación están regulados en la mayoría de los países. Y debe ser así, para garantizar que los niños y adolescentes accedan a mensajes adecuados. En ese punto están de acuerdo tanto la psicóloga como la comunicadora social. Pero los elementos violentos no sólo se exhiben impresos en un periódico, sino también en televisión y en Internet.
Ana Lisett Rangel considera que, al contemplar imágenes, películas, novelas o videos violentos, los niños pueden afectarse, pero insiste en que no pueden obviarse otros factores que también alteran a ese individuo en formación. Iskandar, por su parte, apoya la regulación de los contenidos de los medios masivos a favor de la crianza y los derechos de los niños, pero considera que no debe usarse con intereses políticos. Además, advierte que debe extenderse a todos los medios de comunicación. "Basta con asomarse a cualquier quiosco y ver cómo, desde siempre, se exhiben grandes cantidades de publicaciones con contenidos violentos y pornográficos. La regulación también debe incluir las páginas de Internet", dice.
La orientación de los padres es fundamental. Aunque Iskandar no está de acuerdo con la publicación reiterada de imágenes violentas, explica que "los padres pueden aprovechar la exposición de los niños a estos elementos, hablarles sobre la situación del país e instruirlos para que se cuiden mejor".
Todo esto es violencia. Y con todos estos elementos agresivos, y hasta más crudos, crecen los niños venezolanos. En ocasiones, la violencia incluso empieza por casa.
Para Ana Lisett Rangel, del Instituto de Psicología de la Universidad Central de Venezuela y especializada en violencia infantil, vivir la agresividad continua puede ser peor para un chico en formación, que ver una foto por más cruda que sea. La imagen lo afecta, pero no más que la vida diaria.
"La exposición a un elemento violento, que el niño recibe a través de un medio de comunicación, puede afectarlo en mayor o menor medida según la sensibilidad de ese niño. Pero realizar un análisis lineal de lo que puede causar ese elemento, excluyendo los demás factores violentos que forman parte de la vida de ese niño, es sumamente simplista", expresa Ana Lisett Rangel.
Lo que plantea la psicóloga de la UCV es que si una foto violenta que publica un periódico y que retrata personas fallecidas, resulta el reflejo de lo que el niño ve en las calles cercanas a su casa, la imagen le impactará menos que la vida que está llevando. "Y ese niño no será más violento por ver esa fotografía", sentencia Rangel. Como tampoco lo será por entretenerse con un videojuego o un juguete que pueda ser considerado "violento" porque incluya pistolas o espadas.
Berna Iskandar, comunicadora social especializada en derechos de infancia y adolescencia, también considera que la violencia está tan insertada en nuestra forma de vida que incluso se encuentra en los métodos autoritarios de crianza, que incorporan agresiones físicas. aunque sean aceptadas y consideradas leves por los adultos. "Es de esta manera como los comportamientos violentos pasan a ser naturales", sentencia Iskandar.
Los contenidos violentos que puedan transmitir los medios de comunicación están regulados en la mayoría de los países. Y debe ser así, para garantizar que los niños y adolescentes accedan a mensajes adecuados. En ese punto están de acuerdo tanto la psicóloga como la comunicadora social. Pero los elementos violentos no sólo se exhiben impresos en un periódico, sino también en televisión y en Internet.
Ana Lisett Rangel considera que, al contemplar imágenes, películas, novelas o videos violentos, los niños pueden afectarse, pero insiste en que no pueden obviarse otros factores que también alteran a ese individuo en formación. Iskandar, por su parte, apoya la regulación de los contenidos de los medios masivos a favor de la crianza y los derechos de los niños, pero considera que no debe usarse con intereses políticos. Además, advierte que debe extenderse a todos los medios de comunicación. "Basta con asomarse a cualquier quiosco y ver cómo, desde siempre, se exhiben grandes cantidades de publicaciones con contenidos violentos y pornográficos. La regulación también debe incluir las páginas de Internet", dice.
La orientación de los padres es fundamental. Aunque Iskandar no está de acuerdo con la publicación reiterada de imágenes violentas, explica que "los padres pueden aprovechar la exposición de los niños a estos elementos, hablarles sobre la situación del país e instruirlos para que se cuiden mejor".