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viernes, 16 de septiembre de 2011

Sobrevivir a las verdades incómodas




"Se nos repite desde  pequeños que tendríamos que aprender de nuestros propios errores, pero ¿cómo vamos a aprender de nuestras equivocaciones si no admitimos nunca, o rara vez, que nos hemos equivocado?"  
Eduard Punset. El viaje al poder a la mente.

Difundir y promover el buen trato hacia los niños,  "limpiar la ventana" para ayudar a ver mejor el panorama de sus derechos y capacitarnos para respetarlos, invitar a los adultos a dirigirse hacia los pequeños del mismo modo digno y empático con que nos gustaría que se dirigieran a nosotros, todavía es un asunto delicado y muy sensible que tiende a provocar  reacciones adversas de parte del común de los adultos. Yo diría que, involucrarse en estos asuntos, provoca un rechazo  equivalente al que genera proponer respeto hacia la diversidad sexual. 

El cambio cultural, el cambio de paradigmas siempre ha tenido demanda negativa. Nadie lo pide, porque casi nadie quiere salir de su "zona cómoda" y  menos si ello supone  cuestionar la propia infancia y mucho menos aún si el  trámite  exige hurgar hasta el propio vínculo con mamá o papá:  ¡Cuidado!, mamá no se toca. Primero naturalizo dosis infinitas de violencia  en todas las formas y expresiones visibles e invisibles, ejercidas consciente o inconscientemente de mis padres hacia mí y luego de mí hacia mis hijos u otros niños-as, antes que aceptar que existen formas diferentes de hacer las cosas y de admitir que es justo y  necesario cambiar el orden violento que venimos transmitiendo en cadena transgeneracional.

Incluso en un país como Venezuela, donde se viven tiempos de división y polarización política profunda, la naturalización del trato violento hacia la infancia, es una postura con la que la mayoría de los defensores de "ambos bandos" coinciden.  A menudo enfrento la censura, el ataque y el rechazo de personas de distintas clases sociales, religiones, profesiones, ideologías y en diferentes escenarios (desde intercambios académicos hasta conversaciones informales)  cuando interpreto como maltrato conductas tales como  dejar a un bebé llorando "para que no se malcríe o para que se acostumbre a dormir solo",  pegar a un niño  para que se "comporte",  forzar a una niña a que se coma una pastilla de jabón entera para que deje de morder  a su hermanita, obligar a un niño a tragarse  la comida incluso hasta provocarle el vómito porque "un niño tiene que aprender a comer de todo"...   Brotan como flores en mayo excusas y argumentos para justificar dosis infinitas de violencia, visibles e invisibles, sutiles y escandalosas,  ejercidas hacia la infancia. Del interminable repertorio que recibo casi a diario, lo último que escuché fue: “son reacciones ´instintivas´ de adultos exhaustos por el asedio de niños caprichosos y maleducados"... "hay que ponerle  mano dura o los niños o se convertirán en seres crueles y sin límites"… "A mí me educaron así y no por eso soy una persona violenta o traumatizada”... Y yo me pregunto: ¿acaso no entraña violencia o no supone un trauma  que terminemos asumiendo como aceptable  el hecho de que un adulto pegue a un niño indenfenso para eliminar una conducta...?    

Entonces, ¿debemos dejar de decir lo que debe decirse a favor del buen trato hacia los pequeños para evitar el ataque, el rechazo y la censura ejercidas desde la presión de una sociedad empeñada en hacer ver lo que le conviene y no lo que realmente sucede? ¿Puede llegar a decirse con tacto suficiente para  no provocar reacción adversa, algo que necesariamente resulta muy sensible para quienes  no quieren escucharlo? ¿Lo lograron quienes más influencia tuvieron como líderes del cambio de paradigmas en la historia reciente, verbigracia Martin Luther King o Gandhi?  No lo creo, porque los asesinaron.  Con esto no quiero decir que cualquiera que participe en acciones que convoquen cambios de paradigmas será asesinado,  pero sí que debe aprender a atravesar el chaparrón la descalificación , la rabia e incluso las agresiones de quienes removieron sus propias heridas por reflexiones o descripciones de realidades dichas o escritas que los sacude de la negación.Los seres humanos no  nos rendimos dócilmente ante la realidad  para la cual aún no estamos listos de digerir, la escuchemos o veamos del modo que sea o nos la digan del modo que sea… y es muy probable que reaccionemos  con violencia, agresión, burla, rabia, indiferencia frente a aquello a lo que nos resistimos.   

Felizmente no siempre hay que sortear censura y ataques. También hay muchos buscadores inquietos que están listos para ver, escuchar, aprender y sumarse a la práctica del buen trato hacia nuestros pequeños y pequeñas.  Por ellos y por todos los que un día llegarán a estar listos (tengo fe en que así será) vale la pena seguir adelante. O tal vez simplemente porque,  de cualquier modo, la posibilidad de un mundo más humanizado siempre será un lindo horizonte hacia donde transitar... 
Confieso que muchas veces me he sentido al borde de tirar la toalla, pero justamente en esos momentos, suele venir una niña que sale de la nada y con las alas mágicas que trae de fábrica, vuela hasta mí, me abraza, me besa y me saluda sin conocerme... o me topo en  la calle con un bebé que voltea, me mira y me regala su sonrisa transparente...  o la hija de una compañera de la universidad que acompañó a su mamá a todas las clases,  después de haber escuchado a lo largo de un año muchas discusiones  con mis profesores y condiscípulos, en las que todos me caían en cayapa por defender el derecho de los niños a no ser golpeados o tratados como inferiores,  se acerca el último día, me toma la mano camino hacia  la salida, me mira y me dice, "yo hice mi propia escuela donde tú te llamas Diana y eres la alumna más bonita"...  

Somos dueños de nuestros propio destino y estamos al mando del timón de nuestro barco. Frente a las reflexiones que hacen saltar resortes, tenemos dos opciones. La primera, evasión y huída. La segunda, sacar bríos para atravesar las propias sombras.




1 comentario:

  1. Hace falta coraje, valentía y fuerza para enfrentarse a parámetros establecidos. Hay veces que quizás por la propia historia personal uno no encuentra otra vía para impulsar cambios diferente a una "revolucionaria" (bueno, eso me paso a mi, y por ir lanzando piedras a todo el mundo algunas se me devolvieron y me pegaron en la cabezota, metafóricamente hablando.. yo por joven e impulsivo jaja).

    Si, uno puede salir lastimado por la resistencia que encuentra en lo establecido.

    Es probable que sea mejor idea pensar y actuar en función de lo que uno desea, y no en función de lo que uno adversa..

    Sin embargo, pienso que podría ser útil echarle una repasada a como funciona el sistema-r (reptiliano) que encontré fascinante de mi lectura del libro del cerebro triuno de Elaine De Beauport, has escuchado del libro? (las 3 caras de la mente)

    Bueno, la cuestión es que no se exactamente si el mismo principio de la inteligencia de los patrones y los parámetros sea aplicable a como funcionan las ideas arraigadas en la sociedad, pero tengo una intuición de que puede haber bastantes paralelismos, lo que me lleva a pensar que quizás no sea culpa de ellos la dificultad para cambiar, porque la misma es inherente y fundamental para la vida (y con esto no quiero decir que sea imposible el cambio, o que siempre sea bueno aferrarse a ideas y formas de ser negativas)

    Ademas que pensándolo bien, a nadie le gusta que le digan que está equivocado, y al menos yo he atestiguado mucha resistencia cuando se me critica en cualquier faceta de mi vida (insisto, no trato de defender acciones negativas.. solo creo que la empatía es un instrumento poderoso si uno quiere mejorar las cosas)

    Tan solo propongo que quizás un mejor entendimiento de como funcionan estos parámetros arraigados, al menos a mi, me puede llevar a actuar con mayor inteligencia a la hora de impulsar cambios positivos, y sencillamente ser mas efectivo, conmigo mismo y los demás (porque tengo un montón de malos hábitos fastidiosos jeje)

    Me parece finisimo que al final de la jornada esos pequeños regalos otorguen alivio y renueven el espiritu. Pero igual: Si no te has leido el material de Beauport, te lo recomiendo mucho, quizas se pueda generar buena reflexion al respecto y en consecuencia acciones mas efectivas.

    En caso de que si sepas del material, y ademas de eso tengas buenas nociones de investigaciones o propuestas innovadoras de como impulsar cambios por parte de individuos o colectivos especiales (que quizás con rigor hasta científico midan la evolución de algún grupo de un estadio de pensamiento a otro, o algo), y yo no sea mas que un carajito lanzando flechas me gustaría que me los compartieras para echarles un vistazo eventualmente..

    Yo por mi cuenta no tengo muchos ejemplos que tengan que ver directamente con crianza, pero que igual encuentro muy inspiradores, que son el trabajo de Beauport, de Alejandro Rozitchner, y Willie Smiths

    saludos! :)

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