En lo que
para mí luce como un rebuscado intento de limpiar reputación ante el enorme
perjuicio engendrado por la producción de un rubro que les supone fabulosas
ganancias, una conocida empresa venezolana productora de bebidas alcohólicas, se dedicó hace un tiempo a organizar en Caracas, el taller para padres y madres titulado “cómo
hablarle a los jóvenes sobre el alcohol”. Invitación que en su momento recibí y
me motivó a escribir lo que continúa.
Si partimos de que según declaraciones
de la Organización Mundial de la Salud (OMS) los mayores estragos para la salud
pública son provocados por el consumo
ocasional o social de esta droga
legal, y que de
cada diez jóvenes que inician el consumo de alcohol, dos llegan a desarrollar
la adicción, resulta un contrasentido el propósito de instruir a padres, madres y familiares, para que enseñen
a los jóvenes a consumir moderadamente.
Lo sensato, en todo caso, es considerar tanto a los adolescentes y
jóvenes como grupos vulnerables. lo cual se traduce en que la justa medida para ellos debe ser, cero ingesta de alcohol.
Siempre he dicho que es mucho
más eficiente prevenir que tener que reparar los daños. Mostrar a los jóvenes
la verdad de los riesgos de la ingesta de alcohol, enfocándonos
en procurar que se mantengan alejados del consumo, es lo ético e inteligente. Se acepte o no, aunque se inventen con mucha
facilidad y creatividad fórmulas y argumentos rebuscados para librarse de la
responsabilidad, las organizaciones, empresas, especialistas y personas que
promueven consumo de bebidas alcohólicas, son moralmente corresponsables del
riesgo y daño al que se exponen y someten los jóvenes por el consumo de esta
socialmente aceptada droga psicoactiva.
Basta con conocer las
innumerables prevalencias arrojadas por distintos estudios en todo el mundo o leer
los informes de la OMS sobre la materia, para entender que no caben medias tintas.
Que este asunto es como estar embarazada: o estás o no estás, pero nunca estás
medio embarazada. No existe consumo moderado o responsable de bebidas
alcohólicas, sobre todo cuando se trata de adolescentes o de jóvenes. Y si
piensan que exagero, pasen la noche entera de un viernes o sábado, dentro de la
sala de emergencias de un hospital o clínica de Caracas, por ejemplo.
Respecto a los padres, madres y familiares a cargo de los muchachos
y muchachas, la responsabilidad y la
tarea queda clara: no se trata de “enseñar a los hijos a beber”, se trata de
enseñarles los graves peligros que entraña el consumo de esta droga legal y prevenir con una educación adecuada, consciente,
amorosa y respetuosa, la necesidad del consumo tanto de ésta como de otras
drogas que deterioran la salud y ponen en riesgo la vida y la seguridad de tantos
jóvenes.
Hay un dicho que reza: “lo
siento, no puedo escuchar lo que dices, lo que haces grita más fuerte”. Y aquí viene lo que pienso sobre la
responsabilidad de las empresas productoras y distribuidoras de alcohol. En
lugar de hacer creer que mitigan daños organizando talleres o poniendo
una ilegible leyenda de advertencia en las vallas publicitarias, un modo
efectivo y honesto en que pueden contribuir a reducir las devastadoras estadísticas que
involucran a muchachos y muchachas, es
eliminar a este grupo etario del target de sus campañas y estrategias de
mercadeo, cuyo verdadero propósito es convertirlos en consumidores
frecuentes para aumentar ganancias. Es indignante observar el modo descarado en
el que desde hace unos años para acá, casi toda la publicidad y mercadeo de
bebidas alcohólicas involucra a gente muy joven y cómo,
incluso, desarrollan nuevos productos pensados y diseñados para ellos. Los
hechos hablan por sí solos… ¿Dónde está lo responsable en estas prácticas?
Sincerémonos, por favor. No hay que ser
facultado en la materia para saber perfectamente que en nuestras sociedades
profundamente perturbadas y ávidas de evasión y “anestesia”, las bebidas
alcohólicas al igual que las drogas ilegales ya se venden sin necesidad de
publicidad. Si la hacen es para ganar aún mucho más. De manera que si alguna política de divulgación
debe haber, tiene que centrarse en instruir acerca de los riesgos que
entraña el consumo, que estadísticamente son en extremo importantes, porque al
igual que el uso de armas o consumo de tabaco, la ingesta de alcohol debe siempre
considerarse peligrosa, sobre todo cuando se trata de jóvenes.
Si las empresas productoras y distribuidoras de bebidas alcohólicas no
tienen prurito alguno en lanzar campañas dirigidas a los muchachos para aumentar el consumo de sus
productos y por ende sus ganancias, entonces cualquier gestión sobre “consumo
responsable” no puede sino considerarse una farsa. Y si nuevamente piensan que
exagero, hagan un recorrido por las vías públicas de Caracas, y observen las
vallas con publicidad de alcohol, repleta de jóvenes derrochando felicidad,
diversión y “buen vivir”, rodeados de botellas de ron o de cervezas.
Aquí les dejo un ejemplo de lo que les digo. A
simple vista puede parecernos un comercial ocurrente y hacernos mucha gracia. De hecho logró muchísimo éxito en su momento entre los jóvenes venezolanos, y el personaje principal de esta campaña, se convirtió en toda una celebridad y un modelo a replicar para los muchachos y muchachas. Si nos
ponemos los lentes especiales del darse cuenta, podemos apreciar la carga
de valores que incita no sólo a beber, sino además a
hacerlo con excesos que incluso rayan en conductas vandálicas y delincuenciales, además normalizadas y presentadas como simpáticas y deseables. Y después nos rasgamos las vestiduras por tanto caos y tanta violencia en el mundo... Saquen
ustedes sus propias conclusiones
Las empresas de alcohol y la ética
No por casualidad algunos de los fondos de inversión éticos
evitan explícitamente la participación en empresas relacionadas con el
alcohol, el tabaco, el juego, la producción o venta de armas o la
industria militar en general. Según este enfoque de
la gestión de responsabilidad
social empresarial, dichas empresas bajo ningún punto de
vista, y hagan lo que hagan, pueden calificar como socialmente responsables. De
hecho, según el criterio de algunas organizaciones de países del primer mundo, tener relaciones comerciales o
haber
trabajado para ellas, constituye una impronta para la reputación de empresas o
el currículum de personas. Los profesionales con empleos anteriores en tabacaleras o licoreras, por ejemplo, se consideran no calificables para puestos de trabajo en corporaciones orientadas por este enfoque ético de la gestión socialmente responsable.
¿Pueden los jóvenes tomar alcohol moderadamente?
Lo que debes saber sobre tus hijos y el consume de alcohol
Las alarmas de organismos nacionales e internacionales de salud en el mundo, se han disparado frente a la preocupante situación de los
estragos provocados por el consumo social de alcohol entre adolescentes y
jóvenes. Cada año las prevalencias arrojan que los muchachos y muchachas
inician la ingesta de esta droga legal a menor edad, y cada vez, los estragos
son más devastadores.
Como ciudadanos y adultos
responsables del cuidado y orientación de adolescentes y jóvenes, necesitamos
educarnos e informarnos para atender este grave problema de salud publica y
apropiarnos de las soluciones.
Antes de comenzar a enumerar algunas de las innumerables e
impactantes consecuencias, riesgos y prevalencias relacionadas con el consumo
de alcohol por parte de la juventud (10 a 24 años), pasaremos a describir la escala de edades propuesta
por la Organización Mundial de la Salud para
estratificar dicho grupo etario:
- 10 a 14
años - Pubertad, adolescencia inicial o temprana,
juventud inicial (5 años)
- 15 a 19
años - Adolescencia media o
tardía, juventud media (5 años)
- 20 a 24
años - Juventud plena (5
años)
Algunos efectos y
prevalencias relacionadas al consumo de alcohol en este grupo etario son:
- · Muchos desconocen que una persona puede morir por sobre dosis de alcohol. El envenenamiento por alcohol o coma etílico puede ocurrir cuando se consume grandes cantidades en cortos periodos de tiempo, práctica que desafortunadamente cada vez es más común entre adolescentes y jóvenes. En muchos casos sucede incluso ante la presencia de adultos durante fiestas y reuniones familiares.
- · Los daños por accidentes al conducir ocurren con bajos porcentajes de alcohol en la sangre. Para la mayoría de los adolescentes o los jóvenes, incluso una copa de alcohol o una cerveza, puede afectar seriamente las habilidades para conducir. En Venezuela una de las principales causas de muerte en la franja etaria de dieciséis a veinticinco años, es provocada por los accidentes de tránsito vinculados al consumo de alcohol.
- · Incluso las bajas dosis de alcohol provocan mucho más daño en el cerebro de gente joven que en el cerebro de gente adulta. El cerebro de adolescentes es dañado más rápidamente por el consumo de alcohol.
- · La persona que comienza a beber a la edad de quince años o antes tienen cuatro veces más posibilidades de desarrollar dependencia al alcohol o desarrollar adicción.
- · Científicamente se ha determinado que existe predisposición congénita a desarrollar alcoholismo. Los hijos, nietos o personas en cuya familia existen miembros cercanos con esta enfermedad, pueden desencadenarla al consumir alcohol ocasionalmente. La prevalencia es mayor en varones.
- · De cada diez adolescentes que inician el consumo de alcohol, dos desarrollarán alcoholismo.
- · Aproximadamente la mitad de los adolescentes y jóvenes víctimas de crímenes se encuentran bajo los efectos del alcohol.
- · El consumo de alcohol en adolescentes y jóvenes induce a conductas sexuales de alto riesgo en las que no se toman las medidas de protección frente a transmisión de enfermedades, embarazos no deseados, así como al abuso y la violencia sexual.
- · El riesgo de peleas, uso de armas, violencia doméstica y callejera… aumentan con el consumo de alcohol tanto en jóvenes como adultos.
- · El alcohol y el tabaco son drogas de umbral que facilitan la transición al consumo de otras drogas ilegales. Estudios estadísticos reflejan que resulta muy poco frecuente consumir drogas como cocaína y heroína, entre otras, sin haber consumido previamente alcohol o tabaco. En Venezuela la droga más empleada por los jóvenes para iniciarse en el consumo, es el alcohol.
- · Un gran número de adolescentes ha tenido alguna experiencia con bebidas alcohólicas, tabaco y otras drogas. Muchos adolescentes seguirán usándolas regularmente presentando distintos niveles de problemas físicos, emocionales y sociales. Un grupo de adolescentes terminará por desarrollar dependencia y actuará, a lo largo de años, de manera destructiva hacia sí mismo y hacia otros. No se puede anticipar quién terminará por caer dentro de las devastadoras estadísticas como víctima de los riesgos del consumo ocasional, ni quién desarrollará dependencia. Por eso, todo consumo de alcohol, durante la juventud, debe considerarse peligro.
Hagamos lo posible para impedir que nuestro hijo o hija forme parte de las
devastadoras estadísticas.
En su
libro “Raising Drug-Free Kids: 100 Tips for Parents”, (Criar hijos libres de
drogas: 100 tips para padres) la doctora Aletha Solter, experta en disciplina no punitiva y directora
del Aware Parenting Institute, recomienda lo siguiente:
- · Mantente conectado con tu hijo e hija, de este modo contarán con una buena base emocional desde el hogar.
- · Usa un enfoque democrático de disciplina para que no necesiten rebelarse de modo dañino en la adolescencia.
- · Permite que exprese sus emociones, que enfrente el estrés y sea capaz de liberarlos de forma natural. Así no necesitará recurrir a las drogas para relajarse. Conviértete en un buen ejemplo.
- · No sobreprotejas a tu hijo o hija adolescente. Permite que asuma riesgos sanos para que no necesite tomar riesgos perniciosos.
- · Desde pequeño permite y enseña a tu hijo e hija a decir NO.
- · Ofrécele información veraz y oportuna sobre drogas según su edad.
En resumen, no creo que sea indicado ni eficaz enseñar
a nuestro hijo o hija a "beber moderadamente". En cambio una crianza consciente, de
apego, de conexión con sus necesidades legítimas, centrarnos en procurar un ambiente
emocionalmente sano y seguro en el hogar, pueden constituirse en las vías de permitirles
desarrollar un bagaje emocional sano caza de mantenerlo alejado de la necesidad de
consumo. Es fundamental no usar la violencia en la crianza. Educar a nuestro hijo con amor, con conciencia. Respetar su cuerpo.
Respetar su propia identidad única e individual, su derecho a opinar, a sentir
y a disentir, a elegir, a molestarse, a decir NO. Así también le enseñamos
a sentirse bien consigo mismo sin necesidad de recurrir a ayuda artificial y le
estaremos ofreciendo herramientas y capacidades para rechazar substancias dañinas en un medio
social compulsivo hasta el extremo, que sistematiza y conduce hacia la evasión patológica y la adicción.·
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