¡Que vayas a bañarte!;¡Recoge tu cuarto ahora mismo!; ¡Que no comas galletas!; ¡Ponte ya la camisa que te dije!; ¡Que NO saltes en la cama!; ¡Te dije que NO!…
La mayor parte del tiempo
los padres entablamos guerras de deseos con nuestros hijos. Desde que son
pequeños imponemos, damos órdenes y exigimos, en lugar de informarles con
paciencia, de acordar, de comunicar aquello que nos pasa o esperamos de ellos y
escuchar lo que nuestros niños, niñas y adolescentes tienen que decirnos, con
el mismo respeto y consideración con que esperamos ser tratados.
Constantemente descalificamos las capacidades de comprender, elegir, opinar y
sentir de nuestros pequeños.
¿Quee tal si probamos hacerlo de otro modo?
Por ejemplo:
✔️“¿Quieres bañarte antes o después de cenar? ¿prefieres que te acompañe un rato mientras te bañas y así nos contamos cómo nos fue durante el día?”: Además de ofrecer opciones, no hay nada más atractivo y estimulante para un niño que ha estado todo el día sin ver ni vincularse con sus padres, que la oportunidad de obtener presencia, mirada, atención y afecto de sus progenitores.
✔️ “¿Qué te parece si cantamos tu canción favorita o jugamos mientras ordenamos la habitación?”: En lugar de dar sistemáticamente órdenes, vinculémonos a través del juego, la risa y la creatividad para motivar y construir en los pequeños el deseo natural de cooperar.
✔️ “Entiendo que quieras comerte todas las galletas pero no es saludable por... qué tal si jugamos con tus juguetes favoritos o coloreamos juntos": Reconocer el deseo del niño aún cuando no podamos complacerlo, permite que se sienta tomado en cuenta. Al ofrecer opciones le mostramos la vida como un vaso medio lleno en lugar de medio vacío de posibilidades.
✔️ “Veo que te encanta saltar, tenemos que ir al parque de juegos muy pronto para que te des gusto sobre el colchón de aire… o podemos bajar el colchón al piso para que puedas hacerlo sin riesgo de caerte de la cama”: Reconocer las necesidades legítimas de los pequeños (en este caso ejercitar su motricidad, explorar, divertirse, etc.) y facilitar entornos seguros para su satisfacción, los remite a sentirse seguros y sostenidos para desplegar su potencial
✔️ “Sabes que tienes libertad de ponerte la camisa que elijas siempre que esté limpia”: Cuando dentro de los márgenes de resguardo a su seguridad permitimos libertad para que nuestro hijo elija, logramos que se sienta empoderado, prevenimos confrontaciones, le enseñamos a fortalecer la confianza para conocerse a sí mismo, sus posibilidades y desarrollar criterio para la toma de propias decisiones.
Los
seres humanos - y los niños no son excepción- respondemos mal frente a la coerción, la imposición y la represión. Este tipo de vínculos generan dinámicas de sumisión o rebeldía, ademas de impedir que las criaturas desarrollen la sensación de eficacia y la iniciativa de responsabilidad. Mantengamos presente que para educar sin violencia es
fundamental reconocer, nombrar y dar importancia a las necesidades y deseos de nuestros
hijos, incluso cuando no podamos complacerlos. Esto hará que se sientan tomados
en cuenta, amados y respetados.
Email: conocemimundo@gmail.com
Twitter. @conocemimundo
FB: Conoce Mi Mundo
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