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lunes, 28 de enero de 2013

Primer Taller Crianza Respetuosa 2013

  

TALLER  CRIANZA RESPETUOSA
FECHA: SÁBADO 23 DE FEBRERO
HORARIO: 8:30 AM-1:00PM 
 

Dictado por Berna Iskandar Comunicadora Social, madre, divulgadora de temas de crianza, paternidad, maternidad y derechos de infancia y adolescencia. Conductora y productora del programa Conoce Mi Mundo  en la Emisora Cultural de Caracas 977FM,  desde el 2007,  único en los medios venezolanos enteramente dedicado a promover crianza en cultura de paz.

La calidad de la crianza, no es un tema menor, ni un problema más que atender, es el epicentro de los problemas humanos y sociales y debe importar a todos, hombres y mujeres, seamos o no padres o madres. De cómo criamos hoy a nuestros niños y adolescentes, dependerá que construyamos un mundo más violento, con más cárceles y hositales o un mundo más humanizado.
Individuos, sociedad, empresas, instituciones, gobiernos, todos, debemos cerrar filas para proteger y promover una crianza y educación basada en el buen trato, el amor, la empatía, el compromiso emocional, el respeto y la dignidad.
Padres, madres, adultos significativos hacemos lo mejor que podemos con lo que sabemos, pero a veces necesitamos nuevos referentes de ayuda para comprender y conocer mejor el mundo de los niños y adolescentes, entender el porqué de su comportamiento, qué esperan o cuáles son sus necesidades legítimas, para basarnos sobre expectativas realistas que permitan facilitar el buen trato, el vínculo y la asistencia durante el proceso de formación y crianza.
Algunos temas a desarrollar serán: Estilos de crianza; Las etapas en el proceso evolutivo y sus distintas necesidades; Principios y herramientas para el buen trato hacia los niños y adolescentes; Límites y disciplina humanizada y formas de violencia visibles e invisibles (reconocer, prevenir, sanar).
Inversión: Bs 190,oo por persona
 Para inscripciones escribir a nuestro correo
Email: conocemimundo@gmail.com
Cel: 0412 6315555 


NUESTRAS CUENTAS EN REDES SOCIALES

Mamás en lactancia pueden asistir con sus bebés

martes, 22 de enero de 2013

¿Te despegaste de “La Matrix”? Bienvenido a bordo




Recibo llamada telefónica de un papá oyente de mis programas de radio, me dice que lo he metido en un problemón,  que ahora cuando se da cuenta de lo que implica tratar con respeto y sin violencia a su hijo, le ha tocado andar en contravía frente a un sistema de creencias donde familiares y expertos, tales como psicopedagogas y docentes, se empeñan en hacer la guerra para meterlo -a él y a su hijo- de nuevo en el surco del orden adultocéntrico.  El angustiado padre me hablaba y me hablaba,  y yo pensaba: otro más que se despegó de “La Matrix”,  bienvenido a bordo.

Este “problemón” me lo plantean todo el rato  padres y  madres que han pasado a formar parte de la suerte de núcleos de vanguardia abocados a la práctica del nuevo paradigma o visión sobre la infancia. No es poco lo que cuesta el atrevimiento de cuestionar  los  condicionamientos atávicos, con raíces profundas, e instalados hegemónicamente a través del vasto repertorio sacrosanto de argumentos científicos, académicos, religiosos de la pedagogía negra. Y aquí aprovecho para hacer un llamado de atención sobre el hecho fundamental de que, seamos padres o no, investiguemos este tema, sus orígenes y estragos descarnadamente expuestos y analizados por la gran Alice Miller en su libro “Por tu propio bien”. La doctora Miller, explica el modo en que los autores de la pedagogía negra, han diseñado meticulosamente métodos sistemáticos de tortura psicológica y física para reprimir la vitalidad infantil  con el objeto de que los niños se conviertan en súbditos ciegamente obedientes de la autoridad adulta y de cómo a estos métodos los hemos llamado “educación”. Así mismo desvela el mecanismo en que el maltrato y abuso infantil, en la mayoría de los casos no registrados como tal, y en sus distintas formas e intensidades, se constituyen en la causa de las enfermedades psíquicas, entre otros estragos que padece la humanidad.

Podemos decir sin miedo a equivocarnos que en pleno siglo XXI, la pedagógica negra, aún predomina en el mundo con variantes actualizadas (lean mi post titulado El Conductismo Fashion) pero que en esencia responden al mismo principio nefasto de aniquilación de la vitalidad infantil, la propia esencia del niño y su la capacidad de pensar por sí mismo, para lograr obediencia ciega.  De cara a este panorama, entraña todo un desafío el asunto de salirse del cauce para apostar por una nueva forma de entender y tratar a los niños. Y cuando por fin despertamos a la realidad con la convicción de que estamos respondiendo al más puro y simple sentido común, caemos en cuenta de que dicho sentido común, es el menos común de los sentidos. Entonces sobreviene la gran inquietud: ¿cómo hacemos para ser consecuentes con nuestras convicciones preservándonos y preservando a nuestros hijos de la hostilidad de un orden social arrollador y patológico, ahora capaz de ser registrado por nuestra conciencia? 

Creo imprescindible que cada padre, cada madre, cada adulto que se atreve a despegarse de “La Matrix” busque sostén y contención en la tribu de pares, para apoyarse y apoyar a otros padres y adultos que compartan esta manera de entender a los niños y la crianza,  para darse fuerzas, para mantenerse y también para ir juntos abriendo caminos.  Así mismo resulta necesario reconocer y ubicar a profesionales y expertos de salud y educación, conscientes y apegados al nuevo paradigma.

Pero no basta con apegarse a los principios de la crianza respetuosa. Es condición sine qua non, esforzarnos por expandir nuestra conciencia a través de la autoindagación personal tras la búsqueda de nuestra  propia y real historia infantil. Es la vía más eficiente para llegar a las óptimas condiciones que nos permitirán entender y atender a nuestros hijos, alumnos o niños bajo nuestro cuidado, sin repetir ciega y transgeneracionalmente los estragos provocados en nuestra niñez por la pedagogía negra.

Me parece fundamental exigir, sin miedo, derechos y garantías de buen trato hacia nuestros niños. No quedarnos callados, indefensos, temiendo que el mundo entero se nos eche encima, respondiendo justamente al patrón de sumisión o dominación que tan eficazmente logró instalarse en nosotros desde la más temprana infancia y a través de generaciones gracias a la pedagogía negra.

Resulta vital dejar atrás la creencia de que no es posible cambiar las estructuras. Recordemos que somos las personas las que hacemos las estructuras, por lo tanto el cambio de conciencia de las personas se traduce en el cambio de estructuras. 

Somos responsables de contribuir con la iniciación de nuevas conciencias.  En este sentido debemos organizar y promover espacios de información, reflexión y educación en las escuelas, comunidades, medios de comunicación, dirigidos a las personas en general así como a progenitores, adultos significativos, docentes y relacionados con el trato y atención a los niños, donde mostremos ventanas con nuevos referentes para educar con respeto, con conciencia y sin violencia.

Es deseable para los despegados de La Matrix,  protegernos de la presión social, en la medida de lo posible, haciéndonos muchas veces de la vista gorda ante comentarios irrespetuosos con los cuales nos atacan personalmente o atacan el modo en que pensamos o en que hemos decidido criar a nuestros hijos.  Y es neurálgico además, no caer en el mismo juego de imponer a otros nuestra visión sobre la crianza. Si propugnamos respeto, debemos ser coherentes. Una cosa es ocuparnos de ofrecer umbrales de retorno hacia la crianza consciente para que cada quien decida atravesarlos o no, y otra muy distinta es caer en fundamentalismos maniqueos propensos a surgir  incluso dentro de los núcleos de vanguardia. Cuidado. No se trata de armar otra guerra. El propósito es construir cultura de paz.

Ah, y recordemos a menudo y cada vez que haga falta, que no hay que desmayar, que hay que asumir cada día como una nueva oportunidad para emprender camino hacia el lindo horizonte de un mundo humanizado, un mundo más amable, el mundo que todos merecemos.

Twitter. @conocemimundo

martes, 15 de enero de 2013

Canciones y poemas a nuestro primer amor


Cuando entrevisté al pediatra y autor español Carlos González, “out of the record”, estuvimos conversando sobre el título de su más destacado bestseller "Bésame Mucho", que no por casualidad es el mismo título de un clásico bolero latinoamericano. Descubrí así que el doctor González coincidía con mi teoría de que muchísimas letras de boleros latinoamericanos, entre otros géneros que cantan al amor y al desamor, si los interpretamos con un poquito de cuidado, nos van a remitir casi descaradamente a la experiencia del vínculo temprano materno-filial.
Propongo el ejercicio de elegir al azar algunas letras de canciones populares que hablen de placeres y de éxtasis pero también de abandonos o desamparos, de ansiedades y de urgencias por obtener el cuerpo del ser amado y nos traslademos a la relación madre-bebé, a ver qué pasa:   

·      “Amanecí otra vez entre tus brazos, / y desperté llorando de alegría / me cobijé la cara con tus manos, /para seguirte amando todavía…”  Estos versos los ha podido crear una madre o su bebé (si pudiera poner palabras a lo que siente) inundados de oxitocina (hormona del amor) desde la experiencia del disfrute del colecho, del dormir y despertar juntos, de la constante conexión de sus cuerpos, del dar y recibir pecho amándose generosamente.
·      “Sin ti no hay clemencia en mi dolor / la esperanza de mi amor/ te la llevas al fin/ Sin ti  es inútil vivir/ como inútil será el quererte olvidar”…  Estoy segura de que si un bebé -por definición vulnerable y absolutamente dependiente de los cuidados maternos- pudiera hablar, diría lo mismo cada vez que su madre no atienda su llanto o cada vez que es privado de mirada,  cuerpo,  afecto materno constantes.  Y me pregunto yo, ¿no será que debido a tales experiencias de desamparo primario, la vida termina por convertirse en un eterno bolero desgarrado?.
·      “Cuando estoy cerca de ti ya estoy contento/ No quisiera que de nadie te acordaras/ Tengo celos hasta del pensamiento/ Que pueda recordarte a otra persona amada”… Este podría ser el grito desplazado del niño o niña, ahora en un cuerpo de adulto, fijado en el miedo al desamparo materno y  que termina por asegurar con desesperación y voracidad, el escaso y preciado bien del amor, la mirada, la atención, el cobijo del ser amado, como mecanismo de sobrevivencia dentro de un territorio afectivo donde hay mucha hambre y poco alimento.
·      “Tus ojos ya no me miran, son tus labios dos mentiras; / tu lengua, insulto y caricia, pero así me siento viva./ Prefiero ser pura sangre y que me tires de las bridas / que una muñeca de jade, un adorno en tu vitrina”…  ¿Alguna vez, querido lector, has escuchado a un niño o niña decir, “mi mamá o mi papá me pega y me castiga porque me quiere”? Yo sí.  Muchas veces.

Aclaremos que no desdigo del padre y su importante papel  en el desarrollo  afectivo de la criatura. También la abuela, una nana o cualquier persona que haya tenido a su cargo la tarea de prodigar los cuidados y el afecto que un bebé requiere, pueden constituirse en esa figura que llamamos materna. Pero regularmente y básicamente  por razones biológicas, suele ser la madre, sobre todo durante los primeros años de vida. En cualquier caso, creo en aquello que sostienen algunas corrientes psicológicas, de que “el vínculo primario mamá-bebé es la matriz de todo vínculo posterior”.  De manera que mucho nos conviene atenderlo debidamente.

En el mismo orden de ideas sobre las distintas expresiones de la cultura donde asoman nuestras historias de amor y desamparos primarios, les quiero contar que hace poco repasaba un poemario de Eugenio Montejo, y de inmediato al leer estos versos, no pude evitar imaginarme a un bebé y sus noches solitarias en una cuna fría y sin movimiento. Entonces pensé: voy a dedicárselos a quienes aún creen en aplicar o promover métodos de tortura infantil como el que propone dejar llorar a los niños para que "aprendan" a dormir solos o para que no se “malcríen”.  Aquí los tienen.

Ningún amor cabe en un cuerpo solamente
[…]  
no basta un solo cuerpo para albergar dos noches,
quedan estrellas fuera de la sangre.
[…]
Ningún amor, ni el más huidizo, el más fugaz,
nace en un cuerpo que está solo,
ninguno cabe en el tamaño de su muerte.

Por favor, recordemos estos versos de Montejo, siempre que un bebé, que un niño, pida cuerpo materno y calor humano, es decir, cada vez que pida amor.

Quizás tras la imagen de un hombre o una mujer sufriendo o bebiendo despechado, al son de una ranchera, de un bolero, una balada, de un poema de amor... hay un bebé muy asustado, llorando desamparos.

Twitter. @conocemimundo

viernes, 11 de enero de 2013

No hay familia modelo, hay modelos de familia




El modelo único conformado por un matrimonio heterosexual vitalicio con hijos biológicos como estructura ideal de familia nuclear,  hace tiempo dejó de serlo. Cada día más, lo común pasa a ser la diversidad de estructuras familiares.
La fórmula madre-padre-hijo biológico se convierte en otra opción dentro del universo de modalidades entre las cuales encontramos familias con un solo progenitor donde por lo regular predomina el binomio madre-hijo, familias con hijos adoptivos, familias homoparentales con hijos biológicos o adoptados,  familias con hijos de uniones anteriores más hijos de la unión actual denominadas ensambladas, familias solo constituidas por una pareja (homosexual o heterosexual) sin hijos,  y otros modelos más que existen a lo largo y ancho del mundo y que estarán por crearse en el decurso del tiempo. Como es natural, la familia se adecúa y varía orgánicamente según evoluciona la historia y según sea el contexto cultural donde se nutra.
En este orden de ideas todos los modelos de familia merecen ser legitimados y valorados de antemano con el mismo potencial de ser funcionales. Ninguno por definición debe considerarse una desviación. No se trata, por lo tanto de entrar en juicios de valor, ni patologizar un modelo determinado que no encaje con los parámetros reduccionistas de familia tradicional instituidos por un orden predominante e incuestionable al servicio de intereses particulares,  sino de respetar la diversidad  como una realidad que, lejos de perjudicar, construye y enriquece.
Lo sustantivo es honrar, reconocer y dar el lugar que corresponde a cada uno de los miembros de cada familia (presentes o no), y sobre todo que cultivemos vínculos con abundante compromiso emocional, solidaridad, honestidad, respeto, altruismo y empatía, en especial con los niños, quienes para desarrollarse sanos, libres y felices, necesitan la contención de un grupo de personas cercanas y significativas, responsables de su crianza.   
La  humanización de la crianza exige el esfuerzo constante de expandir nuestra conciencia, de cultivar nuestra salud emocional, de  prepararnos y estar disponibles frente al desafío y la entrega  que implica la inmensa responsabilidad de cuidar a nuestros niños y niñas.  Esto pudiera ocurrir o no en cualquier modelo familiar.  De modo que, en definitiva,  lo que realmente importa para lograr funcionalidad, no es el formato de familia, sino la calidad humana y la calidad del vínculo entre las personas que la constituimos.
Al margen de las propias valoraciones subjetivas, es nuestro compromiso ético como seres humanos conscientes, evitar las enormes dosis de injusticia y sufrimiento provocados por la exclusión de una inmensa cantidad de seres humanos, adultos, jóvenes y niños, integrantes de modelos de familia no apegados al esquema tradicional.
 “Si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias”, dice el teorema del sociólogo norteamericano William I. Thomas. Es decir, si un grupo de personas da por hecho que el niño perteneciente a una familia de padres divorciados o de padres homosexuales es un individuo que por descontado será un inadaptado, lo tratarán como a un inadaptado y el resultado será una profecía autocumplida.  De manera que vale la pena cuestionarnos, ¿se encuentra en determinado modelo familiar el verdadero origen del problema o es mi prejuicio hacia dicho modelo familiar  lo que lo convierte en un problema?