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miércoles, 31 de julio de 2013

Adultos maestros del bullying

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La violencia es un  tema habitual y de enorme preocupación,  presente en las relaciones familiares, la escuela,  el trabajo, las calles... Vivimos envueltos en acciones que provocan daño físico y psicológico.  Aunque todos terminamos sufriendo por ello, muchas prácticas violentas han pasado a digerirse y tolerarse socialmente hasta el punto de ser entendidas como comportamientos normales e incluso deseables por el colectivo.  Esto obliga a comenzar por abrir ventanas que permitan identificar sus diferentes caras, expresiones y manifestaciones a fin de asentar el punto de partida  hacia la prevención. De manera que el trabajo educativo por hacer es enorme, todo un desafío, y la responsabilidad debe ser coproducida partiendo de la toma de conciencia individual,  el hogar, hasta llegar al lugar institucional como la escuela, la empresa, gobiernos encargados de crear estrategias de políticas públicas y por supuesto los medios de comunicación con su comprobado alcance masivo.

En esta oportunidad quiero referirme a una de las formas de violencia que muchas veces se presenta de un modo enmascarado, y que  resulta incluso popular, en algunas culturas más que en otras. Ejemplo de ello lo observo en Twitter, los domingos por las noches cuando comienzan a gotear  tweets procedentes de diferentes cuentas con toda clase de burlas, bromas y chistes contra el participante de turno en la versión venezolana del programa de concursos “Quién quiere ser millonario”,  manifestándose descarnadamente  esa forma de violencia que llamamos chalequeo. 

Chalequeo se le dice, en mi país,  a la costumbre de divertirse a costa de los demás, al juego, la chanza,  la broma, la burla o la descalificación insistente hacia alguien o hacia el compañero o compañera, por parte de un grupo de personas o de pares. El chalequeo es una de tantas formas de violencia naturalizada, una suerte de bullying sin ser visto como tal, asumido prácticamente como deporte nacional en mi país, respondiendo al carácter jocoso, bromista y burlón del venezolano.

Cabe aclarar que una cosa es reírse con los demás y otra muy diferente es reírse de los demás. Burlarse o ridiculizar a otros es violencia, invisibilizada, enmascarada, pero violencia a fin de cuentas.

Sin ser conscientes de ello, los adultos terminamos por convertimos en los principales maestros del bulliyng para los niños. Dentro del ámbito estudiantil,  los niños y jóvenes, entre compañeros de clase, reproducen el chalequeo como expresión de intolerancia y rechazo al diverso, como una forma de venganza que se vale de las descalificaciones,  ofensas y  burlas para obtener reconocimiento grupal. La organización venezolana CECODAP ha realizado estudios que confirman el hecho de que muchas de las agresiones verbales y físicas entre los escolares, tienen su origen en el chalequeo. Muchos de los actos vandálicos en la escuela,  comienzan a partir del chalequeo.  El chalequeo puede progresivamente convertirse en conflicto, agresión y hasta la muerte por homicidio o suicidio.

Ciertamente el humor, resaltar el lado cómico, risueño, divertido de la realidad, es deseable y forma parte fundamental de las personas, pero es necesario repensar sobre el modo en que lo usamos y expresamos, ¿lo hacemos como una forma inofensiva de diversión o lo hacemos para discriminar, excluir y burlarnos de otros?, ¿nos estamos riendo con los demás o nos estamos riendo de los demás?.

Enlaces relacionados:

Sin educación emocional, no hay cultura que nos salve 

Defender a tus hijos de otros niños por Ramón Soler via Mente Libre

 


Twitter. @conocemimundo

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