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miércoles, 23 de abril de 2014

La importancia de saber expresarse





 El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma
Marcel Prévost

Un tema de fundamental importancia para progenitores, docentes y adultos cuidadores en el abordaje de la educación y de la crianza, es el desarrollo de la capacidad de expresión del niño. En el proceso de desarrollo emocional y cognitivo, desplegar al máximo una correcta y amplia capacidad de expresión constituye la fortaleza por excelencia sobre la cual nuestros hijos y alumnos se erigirán conscientemente a través de sus experiencias a lo largo de la vida, y conectarán con su sí mismo facultados para ponerle palabras a sus emociones, sus deseos, sus temores, para explicar y dar estructura a lo que les acontece, para encontrarse en condiciones de interpretarlo fehacientemente gracias  a un correcto y amplio dominio del lenguaje.
Recursos para el logro de este propósito hay muchos, desde abrir la escucha empática y receptiva, permitiendo que los niños hablen y manifiesten su propio punto de vista sin miedo a ser censurados, sin gritarles, sin banalizar sus sentires, prestando la atención que merecen en todo momento, creando el clima de confianza y motivación necesarios.
La lectura y la escritura también constituyen una enorme ayuda. La lectura es un medio fascinante para viajar y conocer otros seres, mundos nuevos sin movernos de donde nos encontramos. La lectura nos adentra en experiencias infinitas con las que nos identificamos, profundizando así, nuestro auto conocimiento. La lectura potencia el desarrollo de la fantasía, permite enriquecer nuestro vocabulario… Los cuentos, la literatura y también la escritura facilitan la oportunidad de elaborar inquietudes, emociones, miedos, fantasías que el niño vive en su mundo interior y que logra manifestar motivado por una historia que vincula con su vivencia subjetiva.

La oralidad, palabrear constantemente a los niños asumiendo que son capaces de conectarse, comprender nuestra intención, inflexiones de voz, etc., desde que están en el vientre, cantarles canciones de cuna, contarles cuentos breves,  narrar lo que pasa, hablarles siempre bien, pronunciando correctamente las palabras aunque usemos un tono dulce, va familiarizando al niño con el ritmo y la musicalidad del idioma…
Desde muy temprana edad podemos leerles cuentos en voz alta que iremos mostrando al niño para que se establezca un vínculo afectivo con la historia, pero al mismo tiempo con ese objeto de donde sale la historia.

Procuremos que el momento de leer no se convierta en una pesada obligación, que leer o narrar cuentos se convierta en un encuentro ameno, relajado, que sobre todo nutra el vínculo entre padres e hijos. Esto hace que la experiencia de lectura sea algo rico, placentero, agradable, deseable. Decía el gran Jorge Luis Borges, que el verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo, que él siempre aconsejó a sus estudiantes dejar un libro que les aburriera, que no leyeran un libro porque es famoso, porque es antiguo o moderno…  la lectura debe ser una de las formas de felicidad,  y no se puede obligar a nadie a ser feliz.

Es importante recordar que para los niños todo es juego, todo lo aprenden, lo asimilan, lo incorporan jugando, y acompañarles a facilitar su capacidad expresiva a través del hábito amoroso por la lectura, no es una excepción. Entonces abordemos la lectura lúdicamente, pongamos voces a los personajes, imaginemos y describamos el escenario, inventemos juntos… Volvamos a ser niños, reconectando con nuestro lado juguetón, regodeándonos en el placer que ofrece la lectura compartida con los pequeños, logrando con ello la atención y el interés de nuestros niños.

¡Ah!, y no hay que olvidar un principio fundamental en todos los aspectos de la educación y la crianza: la vía por excelencia de la incorporación de valores y el modelaje no es otra que el ejemplo. Si queremos un niño lector, entonces que nos vean leyendo. Que nos escuchen comentar la lectura con entusiasmo, bien sea de un libro, de una revista, de un artículo, de un cómic o cualquier forma de comunicación escrita que contenga temas de interés para el adulto, para el niño y para todos los miembros de la familia.
Feliz día del libro.


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