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Cuando un niño está pasándola bien
haciendo algo que le gusta, y le decimos o le ordenamos desde la cocina o desde
otra habitación que interrumpa su actividad para que haga otra cosa, o para que
cumpla con una obligación como ir a bañarse, a comer, a hacer las tareas, etc.,
es muy probable que no responda de buena gana o no sienta el deseo de cooperar.
A nadie le gusta que le interrumpan cuando la está pasando bien y menos con una
orden ¿cierto? En esos casos es más efectivo acercarnos, empatizar con el niño (veo
que estás disfrutando un montón con tus juguetes) y comunicarle el evento por venir (pero ya
llegó la hora de cenar). Con niños a partir de los 3 años, además del juego y
la creatividad, podemos negociar y establecer acuerdos sobre el tiempo que necesite para
terminar con la actividad que está realizando (jugar, ver tv, etc.) y pasar a
la siguiente (bañarse, cenar, hacer la tarea).
Con niños menores de 3 años que aún no han desarrollado la madurez cognitiva
suficiente para la negociación, podemos usar el juego, la imaginación, la
distracción, ofrecer alternativas más atractivas y otros recursos creativos
para redirigir su atención e interés hacia la tarea que toque realizar...
Las posibilidades pueden ser tantas,
como niños y padres en cada situación particular. Los ejemplos siempre aportan referencias e ideas que
podemos ajustar a cada caso. En este sentido invité a las mamás en mis redes
sociales a compartir experiencias de recursos creativos, juguetones,
imaginativos que suelen usar o se les
ocurre que podrían usar para motivar a los peques a hacer algo que en principio
no les gustaría hacer, sin recurrir a
sistemas de premios y castigos, ni imponer, ni sermonear...
Mónica contaba historias muy locas que
se inventaba y con las que se llevaba a sus hijas (cuando eran pequeñas) al
baño, a la cena o a la cama.
Mi amiga Holanda, cuando la resistencia
a bañarse de su hija de 7 años es dura de vencer, apela
a recursos divertidos e inesperados como invitarla a meterse a la ducha
con la ropa, o a bañarse todos juntos
(mamá, papá, hermanito …)
Mirwil dice que su
hijo de 3 años anda en la etapa de los "súper héroes". Y que
ella aprovecha -como quien no quiere la cosa-
exclamando, "¡oh no… a súper bebé se le ha olvidado darse un baño
hoy! ¿qué podemos hacer? ¡ayúdame! ¡ya el agua está caliente!” Con lo cual el niño sigue el juego encantado.
Eso sí –subraya Mirwil- sin nada de apuros.
Otra mamá en la misma onda, cuenta que
su hijo de 3 años está algo selectivo con la comida y le ha tocado invitarlo a
la cocina para ayudar a preparar los alimentos atómicos de su súper héroe
favorito (arepas Z y queso Fotónico)
Patricia, con su niña de 5 años (por
tanto ya en capacidad para negociar) nos cuenta que recientemente tenía que
llevársela de casa de la abuela donde la pequeña se encontraba muy a gusto.
Cuando le explicó que la razón era arreglar el carro para que estuviera en
condiciones de llevarles a la playa el fin de semana, la ilusión de lo que
venía luego de la “diligencia fastidiosa”, motivó a la pequeña.
Una seguidora con la cuenta llamada
Criando Pensamientos nos dice que a sus sobrinos de 5 y 8 años les propone un
juego dentro de la actividad "aburrida". Así, por ejemplo, logra que
ayuden a ordenar, poniendo música mientras entre todos lo hacen bajo el reto de
acabar antes de que termine la canción.
Una mamá con el usuario @seayalas
cuenta que siempre se pone a cantar y bailar alocadamente y que anima objetos que
le hablan a su bebé de 14 meses. Dice que no se reprime a la hora de recurrir a
la fantasía y al juego alocado en sitios públicos para motivar, distraer o
persuadir a su pequeño, aunque la gente la vea raro.
Cuando algún pequeño o pequeña a mi
cargo manifiesta resistencia a pesar de haber intentado varios recursos como la
negociación, el juego, la magia… y ya no queda más remedio que llevarles hacia
la actividad pendiente, me ha funcionado -como último recurso- convertirme en
la monstrua de las cosquillas y los brinquitos, atraparlos y llevarlos cargados
a punta de cosquillitas y brinquitos del parque al carro, o de la sala a la
cama, a la ducha …
Todas las experiencias anteriores
tienen en común las ganas de establecer una buena conexión con nuestros peques,
dejar salir y seguir intuitivamente aquello que nos dicta nuestro propio niño
juguetón y creativo, hasta conseguir una comunicación activa sin necesidad de
castigar, gritar, sermonear, ni ordenar.
Los recursos del juego, la creatividad,
la imaginación, la magia, el acuerdo, la negociación constituyen alternativas
respetuosas y efectivas frente a los premios y castigos o la costumbre
arraigada de dar sistemáticamente órdenes mirando al niño desde arriba. Aunque a ratos nos resulte difícil, aunque
tome más tiempo y esfuerzo, es así como cada día de la crianza de los peques a
nuestro cargo, dejará de ser un campo de batalla para convertirse en un desafío
lleno de oportunidades para aprender y
disfrutar juntos.
¿Te animas a compartir tu
experiencia?
Email: conocemimundo@gmail.com
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