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miércoles, 27 de agosto de 2014

Criar es crear, jugar, acordar, negociar

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Cuando un niño está pasándola bien haciendo algo que le gusta, y le decimos o le ordenamos desde la cocina o desde otra habitación que interrumpa su actividad para que haga otra cosa, o para que cumpla con una obligación como ir a bañarse, a comer, a hacer las tareas, etc., es muy probable que no responda de buena gana o no sienta el deseo de cooperar. A nadie le gusta que le interrumpan cuando la está pasando bien y menos con una orden ¿cierto? En esos casos es más efectivo acercarnos, empatizar con el niño (veo que estás disfrutando un montón con tus juguetes)  y comunicarle el evento por venir (pero ya llegó la hora de cenar). Con niños a partir de los 3 años, además del juego y la creatividad, podemos negociar y establecer  acuerdos sobre el tiempo que necesite para terminar con la actividad que está realizando (jugar, ver tv, etc.) y pasar a la siguiente (bañarse, cenar, hacer la tarea).  Con niños menores de 3 años que aún no han desarrollado la madurez cognitiva suficiente para la negociación, podemos usar el juego, la imaginación, la distracción, ofrecer alternativas más atractivas y otros recursos creativos para redirigir su atención e interés hacia la tarea que toque realizar...

Las posibilidades pueden ser tantas, como niños y padres en cada situación particular. Los ejemplos  siempre aportan referencias e ideas que podemos ajustar a cada caso. En este sentido invité a las mamás en mis redes sociales a compartir experiencias de recursos creativos, juguetones, imaginativos que suelen  usar o se les ocurre que podrían usar para motivar a los peques a hacer algo que en principio no les gustaría hacer,  sin recurrir a sistemas de premios y castigos, ni imponer, ni sermonear...

Mónica contaba historias muy locas que se inventaba y con las que se llevaba a sus hijas (cuando eran pequeñas) al baño, a la cena o a la cama.

Mi amiga Holanda, cuando la resistencia a bañarse de su hija de 7 años es dura de vencer,   apela  a recursos divertidos e inesperados como invitarla a meterse a la ducha con la ropa, o  a bañarse todos juntos (mamá, papá, hermanito …)

Mirwil  dice que su  hijo de 3 años anda en la etapa de los "súper héroes". Y que ella aprovecha -como quien no quiere la cosa-  exclamando, "¡oh no… a súper bebé se le ha olvidado darse un baño hoy! ¿qué podemos hacer? ¡ayúdame! ¡ya el agua está caliente!”  Con lo cual el niño sigue el juego encantado. Eso sí –subraya Mirwil- sin nada de apuros.

Otra mamá en la misma onda, cuenta que su hijo de 3 años está algo selectivo con la comida y le ha tocado invitarlo a la cocina para ayudar a preparar los alimentos atómicos de su súper héroe favorito (arepas Z y queso Fotónico) 

Patricia, con su niña de 5 años (por tanto ya en capacidad para negociar) nos cuenta que recientemente tenía que llevársela de casa de la abuela donde la pequeña se encontraba muy a gusto. Cuando le explicó que la razón era arreglar el carro para que estuviera en condiciones de llevarles a la playa el fin de semana, la ilusión de lo que venía luego de la “diligencia fastidiosa”, motivó a la pequeña.

Una seguidora con la cuenta llamada Criando Pensamientos nos dice que a sus sobrinos de 5 y 8 años les propone un juego dentro de la actividad "aburrida". Así, por ejemplo, logra que ayuden a ordenar, poniendo música mientras entre todos lo hacen bajo el reto de acabar antes de que termine la canción.

Una mamá con el usuario @seayalas cuenta que siempre se pone a cantar y bailar alocadamente y que anima objetos que le hablan a su bebé de 14 meses. Dice que no se reprime a la hora de recurrir a la fantasía y al juego alocado en sitios públicos para motivar, distraer o persuadir a su pequeño, aunque la gente la vea raro. 

Cuando algún pequeño o pequeña a mi cargo manifiesta resistencia a pesar de haber intentado varios recursos como la negociación, el juego, la magia… y ya no queda más remedio que llevarles hacia la actividad pendiente, me ha funcionado -como último recurso- convertirme en la monstrua de las cosquillas y los brinquitos, atraparlos y llevarlos cargados a punta de cosquillitas y brinquitos del parque al carro, o de la sala a la cama, a la ducha …

Todas las experiencias anteriores tienen en común las ganas de establecer una buena conexión con nuestros peques, dejar salir y seguir intuitivamente aquello que nos dicta nuestro propio niño juguetón y creativo, hasta conseguir una comunicación activa sin necesidad de castigar, gritar, sermonear, ni ordenar.

Los recursos del juego, la creatividad, la imaginación, la magia, el acuerdo, la negociación constituyen alternativas respetuosas y efectivas frente a los premios y castigos o la costumbre arraigada de dar sistemáticamente órdenes mirando al niño desde arriba.  Aunque a ratos nos resulte difícil, aunque tome más tiempo y esfuerzo, es así como cada día de la crianza de los peques a nuestro cargo, dejará de ser un campo de batalla para convertirse en un desafío lleno de oportunidades para  aprender y disfrutar juntos.

¿Te animas a compartir tu experiencia?   

Twitter. @conocemimundo
Instagram: @conocemimundo

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