Con la llegada de un segundo hijo o hija es
muy importante que nuestro peque mayor sienta el amor y la atención exclusiva
de sus padres, y en especial de su madre. Hacerle ver y sentir a diario lo
importante que es él o ella para nosotros, demostrar que estamos siempre
deseando y que de hecho encontramos tiempo en exclusiva para estar y disfrutar
juntos sin su hermanito o hermanita, es fundamental.
Algunos autores como la psicóloga
infantojuvenil Yolanda González y el pediatra Carlos González, coinciden
en la importancia de diferenciar entre
los celos que son naturales y los que no lo son. Explican que los celos entre
hermanos, sobre todo pequeños, son naturales y responden a la necesidad instintiva
de preservar el vínculo de apego seguro con los padres ante “un rival” que
antes no existía. Carlos González usa el ejemplo de una pareja adulta, y nos
pide que imaginemos cómo nos sentiríamos ante el escenario de que un día llegara nuestro esposo o nuestra
esposa a casa con una mujer u hombre más joven diciendo que a partir de ese día tenemos que dormir en
otra habitación para dejarle nuestra cama a ellos dos y que debemos compartir
nuestros afectos y nuestra cosas con esa persona que acaba de llegar. Bueno… más o menos así de intensa puede
llegar a ser la experiencia subjetiva de un hijo ante la llegada del hermanito
o de la hermanita…
En lugar de reprimir las emociones de nuestro hijo o hija mayor o decirle cosas como "tienes que querer a tu hermanita o hermanito", es saludable validar y permitir sus expresiones de celos o disconformidad explicando que le entendemos y que está bien manifestar lo que necesite sin hacer daño al bebé.
Cuando el hermanito nace durante un período
no mayor de tres años de diferencia, es importante mantener la perspectiva de que nuestro primer hijo
sigue siendo un bebé, aunque ahora lo veamos más grande comparado con su
hermano o hermana recién nacido. Por tanto necesita ser tratado según requiere
su momento evolutivo. Al margen de la
edad de los niños, no es saludable endilgar a los hermanos mayores -por el hecho de serlo- responsabilidades que no corresponden con su rol o con su edad.
En la medida en que la diferencia de edad
entre nuestros peques es más corta, las posibilidades de las crisis de celos con
la llegada del hermanito o hermanita suele aumentar. Mientras menos tiempo se
lleven los hermanos quiere decir que el mayor aún no ha entrado en los tiempos
del desprendimiento natural del puerperio, que comienza a darse a partir de los
tres años, que además se encuentra en un momento evolutivo en el que necesita la
interacción constante con su madre, a lo
que se suma la carencia de herramientas para gestionar sus emociones, con lo
cual es más probable que sucedan crisis de celos. Sin embargo y al margen de la
diferencia de edad entre nuestros hijos, mientras el amor circule a raudales
dentro el circuito emocional de la familia, y siempre que cada hermano o hermana se sienta
único y amado de un modo especial por sus padres, se crearán las bases para
establecer vínculos fraternos amorosos y sólidos.
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Donde consigo lectura de crianza respetuosa. Niña de 4 y niño de 1
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