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“¡Andrea,
te dije que no te voy a cargar, ya estás grande... o caminas o te dejo aquí!”, amenaza su madre a la pequeña de casi 3 años. Andrea intenta
seguirla, da unos cuantos pasos, se detiene, se desvía, queda rezagada, se cansa
y se echa en el piso. Entonces la mamá la reprende, la agarra por un brazo y la
arrastra. Una escena frecuente protagonizada por familias en sitios públicos,
con peques de 2 a 4 años que ya caminan, pero que piden que los carguen. Tendemos
a creer que, por ser capaces de desplazarse solos, el pedido de los pequeños no
es más que una señal de capricho y que no hay que dejarse manipular. Entonces
se entabla una guerra para obligarlos, incluso apelando a recursos bastante
cuestionables como llevarlos arrastrados
a la fuerza.
¿Y
será verdad eso de que sólo quieren que los carguen por capricho? Veamos qué
nos dicen la observación, el sentido común y expertos como el pediatra y autor Carlos Gonzáles en su bestseller Bésame Mucho,
Cómo Criar a Tus Hijos con Amor:
· Investigaciones de Bowlby y Anderson (Inglaterra)
y Rheingold y Keene (Estados Unidos)
demuestran que dicha conducta es universal en los niños y niñas de hasta 3 años
de edad. Es decir, se trata de un rasgo evolutivo que responde a una razón
vinculada a la madurez del niño. Un niño menor de 3 años no está preparado aún para caminar
al lado nuestro con el mismo ritmo y durante el mismo tiempo que es capaz de
caminar un adulto. Si lo quieres comprobar, observa y compara la marcha de un niño
pequeño con la del adulto que lo acompaña. Por cada paso que da el adulto, el pequeño
necesita dar 2 o 3, además de la inversión de esfuerzo para mantener el equilibrio,
orientación, coordinación, etc., necesaria para desplazarse.
·
El hecho de que el niño o niña ya sepa caminar
no quiere decir que puede y tiene que hacerlo en cualquier circunstancia. Algo
parecido ocurre con un adulto que sabe caminar e incluso correr pero no puede
completar un maratón de 20 kilómetros sin que previamente haya desarrollado las
capacidades para lograrlo. Los niños y niñas menores de 3 años todavía
necesitan madurar algunas funciones físicas y psicológicas para caminar solos
durante períodos largos. Son adquisiciones paulatinas que llevan tiempo y que,
llegado el momento evolutivo, van a suceder de modo automático y con poca estimulación.
Por lo tanto es un proceso que se logra por autorregulación y no con adiestramiento.
Es decir: no hace falta enseñar, entrenar ni mucho menos empujar u obligarlos.
·
Algunas veces sí y otras veces no, puede ser que
un niño o una niña hasta los 3 años
muestre, a ratos,más ganas o disposición de caminar. Esto no quiere decir que
esté manipulando, sólo quiere decir que el pequeño pudiera estar temporalmente
de buen humor o motivado por algo que le llama la atención
En
conclusión, si queremos actuar con respeto hacia sus necesidades e integridad
como personas, cuando salimos con niños pequeños al parque, de paseo, hacer
diligencias, de compras, etc., aunque ya sepan caminar, debemos anticiparnos
para atenderlos con paciencia y respeto en el momento que expresen cansancio o
el deseo de ser llevados en brazos o en un cochecito.
Si
todavía con toda esta explicación nos cuesta encontrar un lugar emocional desde
donde sentir que un pequeño se cansa y pide brazos por razones legítimas y no
por capricho, imaginemos si estuviéramos muy cansados, desorientados o
aturdidos y una persona con más tamaño y más fuerza nos sometiera y arrastrara
por el piso para llevarnos a otro lugar en contra de nuestra voluntad.
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