Sea
macho y jale caña, sea macho y pise el acelerador, sea macho y aguante
el dolor, sea macho y pelee, dispare, sea macho y seduzca a muchas
mujeres, lléveselas a la cama... o como dice mi amigo y psicólogo
Antonio Pignatiello, un hombre no se siente triste, está arrecho
(cabreado, molesto); un hombre no está asustado, está arrecho; un
hombre no está conmovido, está arrecho... ¿Podrán algún día estos
hombres recordar quiénes eran antes de que el mundo les dijera quienes
debían ser? ¿Podremos algún día padres y madres darnos cuenta del daño
que hacemos criando machos en lugar de seres humanos?
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Si criamos hijos varones sensibles en un futuro serán hombres sensibles también .
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