Es fundamental comprender el inmenso valor del afecto, las caricias, la nutrición epidérmica, la respuesta oportuna a cualquier pedido de mirada, brazos, estimulación de las criaturas, muy a pesar de nuestra civilización que erróneamente nos ha hecho creer que debemos limitarlas para "no malcriarlas". La verdad es que ningún niño se malcría por "exceso" de amor (mirada, escucha, brazos , consuelo, contención, teta , colecho, presencia segurizante ...) Todo lo contrario. La Nutrición Afectiva es tan importante como el aire para respirar, la comida para alimentarnos... De ella depende el sano desarrollo mental de las criaturas y la prevención de síntomas posteriores. Si no hay comida seremos capaces de buscarla hasta en basureros. De la misma manera y en el mismo orden de prioridades para la subsistencia, si no hay afecto, mirada, presencia emocional de los padres, haremos cosas desesperadas (violentarnos, enfermarnos, desarrollar adicciones, volvernos complacientes en contra de nuestra integridad...) para lograr la mirada de los padres, y más adelante la atención de cualquiera que entre en el circuito de nuestras relaciones.
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