"...hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, tronco, ramas, pájaros, astros..." Octavio Paz. El Cántaro Roto.

CRIANZA EN CULTURA DE PAZ

Conocer , comprender y respetar cada etapa evolutiva y necesidades legítimas de los niños y adolescentes. Reconectar con lo mejor de nosotros mismos. Transitar hacia el lindo horizonte de un mundo más humanizado.

viernes, 1 de junio de 2018

¿Quién tiene que aprender a tolerar frustración? ¿El niño o el adulto?






Tanto que hablamos y nos preocupamos los adultos sobre la necesidad de que los niños aprendan a tolerar frustración. Incluso las provocamos intencionalmente para que “aprendan a manejarlas”… y sin embargo los adultos no somos capaces de darnos cuenta de nuestra baja tolerancia a la frustración, especialmente cuando de criar a niños se trata. Nos frustramos bastante cuando nos toca adaptarnos a los ritmos y necesidades madurativas del niño. Se frustran nuestros deseos de comodidad y autonomía ante la exigencia de acompasar nuestras rutinas a las de un bebé recién nacido o niños pequeños. Nos frustramos frente al niño que no nos hace caso de inmediato, que no hace lo que le pedimos, cómo y cuándo se lo pedimos. Nos agobiamos con el niño que quiere ser niño y por tanto no se adapta al orden de la casa, de la escuela, de las rutinas organizadas en función de las prioridades adultas… y gritamos, castigamos, nos sentimos abrumados, estallamos. Perdemos de vista que los adultos somos nosotros y lo lógico es que tengamos mayor capacidad para adaptarnos a la realidad de las exigencias que supone criar o educar a los niños. La pregunta bien formulada sería entonces: ¿hay que frustrar a los niños para evitar la frustración que atenderlos debidamente provoca a los adultos, o somos los adultos los que necesitamos aprender a manejar nuestras frustraciones?

Berna Iskandar @conocemimundo



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