• Los niños pueden mentir para protegerse o proteger a su familia, para ser leales a sus padres, por miedo al castigo, para conseguir algo que necesitan o desean y que posiblemente no ha sido escuchado, tomado en cuenta o satisfecho oportunamente.
• La vivencia de ser acusado de mentir puede ser devastadora para un niño. En lugar de juzgarlo de mentiroso, precisamos comprender las razones que subyacen tras su necesidad de encubrir la verdad.
• Según la real academia de la lengua, mentira es al expresión o manifestación de contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente. Aunque un niño, alrededor de los 5 años, alcanza ciertas condiciones que le permiten discernir un poco la diferencia, todavía la frontera entre lo real y lo fantástico se desdibuja con facilidad, con lo cual pudiera no comprender muy bien que está mintiendo. No tiene la misma lógica que un niño mayor de 7 años o que un adulto para interpretar la experiencia sin distorsiones o sin hacer cambios involuntarios sobre lo que percibe. Ejemplo: un niño puede pensar que es capaz de volar como su superhéroe favorito o que Santa y los Reyes existen. Una niña de tres años que rompe sin querer algo, en principio ante el miedo a ser castigada puede decirle a su mamá que lo hizo su muñeca y en algún momento llegar a creerlo.
• Cuando los niños mienten en lugar de juzgarlos o acusarlos severamente y generar represalias, la intervención saludable consiste en: Comprender las motivaciones que lo han llevado a mentir; Repensar la influencia de nuestra interacción, los grados de exigencia, el estilo parental basado en la coacción que infunde miedo; Observar nuestra relación con las mentiras, nuestro ejemplo modélico; Acompañar a nuestros hijos a afrontar su responsabilidad con respeto, empatía, permanencia, compromiso emocional de nuestra parte y sin represalias.
• Las mentiras, los secretos, la información que se oculta intencionalmente en las familias, circulan entrelazadamente con el miedo, la culpa, la coacción, la manipulación, el negacionismo, la lucha de poder, el abuso y los mecanismos de sobrevivencia. -
• La transparencia y la autenticidad se desarrollan entrelazadamente con el amor incondicional, la empatía, la escucha respetuosa, la conexión e intimidad emocional, el clima de confianza en nuestro ecosistema familiar, indispensables para regular relaciones paritarias, no violentas, para la construcción de salud mental, inteligencia emocional, capacidad cognitiva y de percepción coherente con la realidad.
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